Quién fue el Obispo Jaime Pérez
Jaime Pérez de Valencia, Obispo (1408-1490): En 1408, con toda probabilidad, nace en Ayora (Valencia), siendo el segundo de los cinco hijos del noble matrimonio de Juan Pérez y Francisca Gil de Marazo. Su vida transcurrirá prácticamente en la capital valenciana, que alcanza entonces el momento más esplendoroso y culminante de su historia. Toma el hábito agustino, incorporándose al convento de San Agustín, en la ciudad de Valencia, a finales de mayo de 1435.
Estudió filosofía y después teología en el mismo convento. A los 30 años fue ordenado sacerdote y se le encargó la cátedra de filosofía del convento; también leyó la de artes y posteriormente la de teología. Más adelante parece que estuvo al frente de las “lecturas públicas” de teología, que funcionaron en la segunda mitad del siglo XV antes de la erección de la universidad. Fue dos veces elegido prior del mencionado convento y desde 1455 estuvo al frente de la provincia agustina de Aragón durante diez años.
El 1 de octubre de 1468 fue nombrado obispo auxiliar –con el título de “Obispo Christopolitano”- de Rodrigo de Borja (a la sazón cardenal canciller y obispo de Valencia y administrador del obispado de Cartagena), quien le encomendó el gobierno de ambas diócesis. No obstante a este nombramiento, Jaime Pérez siguió enseñando, al menos en los primeros años, y escribió varias obras desde su convento valenciano, en el que siguió residiendo. Gozó del aprecio y estima de toda la ciudad, del propio cardenal Rodrigo de Borja y de los Reyes Católicos, que –según alguno de sus biógrafos- intervinieron para su designación como obispo y también para su nombramiento como inquisidor del Tribunal del Reino de Valencia.
Jaime Pérez de Valencia falleció, en olor de santidad en 1490 en el convento en el que había vivido siempre, y allí fue enterrado. Pronto se inició un proceso de información sobre sus virtudes heroicas. En 1586, visitando dicha iglesia, Felipe II exclamó al ver su sepulcro al pie del presbiterio: “Padres, aquí está un santo no conocido”. En 1610 ordenó San Juan de Ribera la apertura de su sepulcro para iniciar su proceso de beatificación, paralizado desde hacía años, y encontraron su cerebro milagrosamente incorrupto.
Las obras de Pérez de Valencia son, fundamentalmente, de carácter bíblico. En este campo ocupa un lugar relevante, pero que no resta a sus escritos el interés que también merecen desde el punto de vista teológico, espiritual y ascético.
A lo largo del siglo XVI se realizaron treinta y dos ediciones de sus escritos en toda Europa, conjunta o separadamente, que volvieron a ser editados reunidos en dos tomos a mediados del siglo XVIII.
La principal obra en su comentario a los Salmos. Su finalidad es eminentemente pastoral: servir a la devoción del clero y los fieles en general para el rezo con fruto del Oficio Divino.
Jaime Pérez pertenece (y también el futuro reformador Martín Lutero) a la primera “Escuela Agustina”, que, en realidad, más que un movimiento uniforme de pensamiento, se refiere a todos los teólogos agustinos que enseñaron desde mediados del siglo XIII hasta finales del XV.
Y si bien Jaime Pérez de Valencia ha sido poco conocido en el ámbito de la historia de la teología católica, mereciendo mayor atención entre los historiadores de la hermenéutica bíblica, su obra es importante tanto en la historia de la exégesis como de la teología.
Información obtenida del Ayuntamiento de Ayora